Lara Sertrakian la defensora de Siria

Como corresponsal en el Medio Oriente, se dio cuenta de que las noticias -tal como se han hecho hasta ahora- no permiten entender lo que ocurre en el mundo árabe. Por eso creó una plataforma digital que apunta a ayudar a entender la gravedad del conflicto Sirio y se convirtió en una referencia en la era del periodismo multimedia.         

 

Por Daniela Mohor

Lara Setrakian dice que se trata de una «vocación». Usa de manera recurrente la palabra «compromiso». Enfatiza que para ella «ayudar a los estadounidenses a entender el mundo más allá de sus fronteras es su raison d´être (razón de ser) personal».

Por eso, quizás, a los 31 años, ya se ha hecho un nombre en Estados Unidos, convirtiéndose en una de las corresponsales extranjeras más destacadas del momento. Y en una líder a la hora de hablar de nuevo periodismo. Lara es la creadora de un sitio web, llamado Syria Deeply, que nació hace poco más de un año y se está transformando en un modelo de tratamiento de noticias en la era digital.

Según su propia definición, el sitio es «una plataforma que fusiona periodismo y tecnología para cubrir mejor un tema complejo». En parte condensador de noticias, en parte fuente interactiva de información de contexto, además de espacio de reporteo, Syria Deeply apunta a juntar el reporteo profesional, el periodismo ciudadano, y lo que aportan los medios sociales.

-Creo que el periodismo no debe ser solo reportear, sino que darles un sentido a las cosas. ¿Cómo puedo ayudar a que las cosas tengan sentido en Siria? Se logra con una combinación de nueva información y antigua información. Sin eso no se tiene una fotografía completa de lo que está ocurriendo. Cuando cubrimos países que la gente conoce poco hay que complementar las noticias. No sirve de nada entregarles un informe noticioso de dos minutos en la televisión -explica Lara, desde Nueva York, a horas de volar hacia Dubái (vive entre las dos ciudades) en Los Emiratos Árabes, y a días de viajar al Líbano.

Syria Deeply fue un éxito inmediato: a un mes de su lanzamiento, el sitio ya tenía un flujo de visitantes constante, predominantemente de Europa y Estados Unidos. La revista TIME llamó Syria Deeply «El futuro de las noticias» y Fast Company nombró a Lara en su lista de «Las 100 personas más creativas en los negocios».

Lara Sertrakian -pelo liso y largo, rasgos mediterráneos, y una voz que denota cierta autosuficiencia- sabe lo que quiere y lo consigue. Graduada cum laude de la Universidad de Harvard, fellow de la Universidad de Columbia, ex analista de finanzas de McKinsey, tras comenzar su carrera de periodista en una radio de Boston, fue durante más de cinco años corresponsal en el Medio Oriente de medios como ABC News, Bloomberg Television, y el International Herald Tribune, entre otros. Cubrió las revueltas en el Líbano en 2008 y fue la única periodista en seguir al grupo de la Marina de Estados Unidos encargado de luchar contra los piratas en Somalia. Fue alabada por el uso que hizo de los medios sociales al reportear las protestas que rodearon las elecciones en Irán en 2009 y el surgimiento de la Primavera Árabe en 2011. Pero Siria se convirtió rápidamente en el primer foco de su «compromiso». No ocurrió por simple casualidad.

Lara Sertrakian creció en Nueva Jersey, pero es hija de una familia de inmigrantes armenios y es en esa, su historia personal, que radica la fuente de su obsesión por explicar mejor lo que vive Siria.

-Yo nací y crecí en Estados Unidos, pero mis padres llegaron a Nueva York durante la guerra civil del Líbano. Eran refugiados educados que pudieron rehacer sus vidas en un nuevo país, pero siempre sintieron que habían vivido una experiencia muy brutal en un país que querían mucho. Trajeron sus cicatrices y sus recuerdos con ellos a Estados Unidos.

Eso ha sido parte de una cadena en la historia de mi familia: En los últimos cien años, nadie ha terminado su vida en el mismo lugar donde la comenzó -explica Lara.

El genocidio en Armenia, en 1915, llevó a sus parientes a huir a Siria. Luego tuvieron que refugiarse en el Líbano. Y finalmente escaparon y se instalaron en Estados Unidos.

-Me siento profundamente conectada con esa parte del mundo porque dejamos un rastro de nuestra historia allá, sembramos como migas de pan en cada lugar.

La periodista dice haberse «enamorado de la gente en Siria», de la gente del barrio en que había vivido su familia, de la gente «que habrían sido sus vecinos». Y esa sensación de cercanía con ese mundo que había conocido a través de sus padres, se exacerbó en terreno.

-Sentí una conexión más profunda a pesar de que mantuviera una vida fascinante como corresponsal. Lo que pasó en el camino es que sentí que me había convertido realmente en un puente entre el Medio Oriente y Estados Unidos, entre el Medio Oriente y una audiencia en Estados Unidos que sabía que yo tenía un rol que jugar en darle sentido a lo que estaba pasando en la región.

Lara cuenta que al darse cuenta de que Siria vivía una crisis mayor y que el mundo no tenía los ojos puestos en ella, sintió una responsabilidad personal muy clara.

 

-Sentí que tenía una deuda por pagar, porque Siria había recibido a mi familia. Sentí que lo que ese país necesitaba de mí, lo que el mundo necesitaba de mi profesión era que mostrara lo altamente relevante que es esa guerra. Esta es una guerra de consecuencias extremas y no somos ni siquiera capaces de digerir las bases de lo que está pasando allá.

-¿Por qué cree que es una guerra de consecuencias más extremas que otras?

-Oh, esta es LA guerra del Medio Oriente. Irak fue una guerra de Estados Unidos. Siria no. Todo el mundo tiene algo en juego aquí. El conflicto se ha expandido: revolucionó a Jordania, dejó al Líbano hecho pedazos, es parte del conflicto kurdo en Turquía, y ya ha demostrado estar desestabilizando a Irak. Ya es una guerra regional. Si seguimos por este camino, muchísimos intereses se verán amenazados en la arena global. Ha diezmado una generación entera de sirios que perdieron educación, que tiene desórdenes psicológicos por el trauma. Hay una crisis seria. Es un país entero que colapsó. Está Somalia cerca, están los refugiados que mueren en las costas de Malta tratando de escapar de Egipto. Ya no es solo una guerra siria.

Mientras habla, Lara se apasiona:

-¡Y podíamos ver todos esos ingredientes hace 18 meses! En nuestras notas teníamos a expertos diciendo que vendría el peor escenario, la catástrofe. Ahora es una catástrofe. Es tan irónico, porque por más chocante que sea, nadie está choqueado; por más catastrófico que sea, nadie está encontrando una solución.

Su rol como periodista, insiste Lara, no es solucionar el conflicto sirio, pero sí ayudar a que la gente entienda las consecuencias de sus «acciones e inacciones».

-¿No cree que para los estadounidenses prestarle atención a lo que ocurre en el mundo árabe se hace particularmente difícil debido a la amenaza del terrorismo y el trauma del 9/11?

-No hay duda. Creo que vimos lo que pasaba en Libia y sacamos a Jaddafi y hicimos un «check» mental. La narrativa de lo ocurrido en Libia era muy simple: Estaba este hombre malo y lo íbamos a sacar. Íbamos a ayudarles a los buenos. Fue fácil representárselo. Siria siempre fue más complicada. Hay gente en este país que sufre por Siria, hay médicos que viajan para allá y arriesgan su vida para ayudar. Entonces no se puede decir que a los Estados Unidos no le importa. Pero es difícil para la gente entender empatizar y claramente hay cierta repercusión (de los atentados) sobre el mundo musulmán; está ese sentimiento de que no es nuestro problema, que no es nuestro país.

Por su experiencia en terreno, Lara Sertrakian es frecuentemente solicitada para dar charlas. En una de ellas habló de las cinco principales cosas que aprendió como corresponsal y mencionó el tema del miedo. Más de una vez se ha encontrado en situaciones de riesgo. Pero asegura que las cosas dan más miedo desde la distancia.

-Yo tengo un gen de supervivencia muy fuerte y creo que mi gen de supervivencia se activa cuando siento miedo. Pero estoy convencida de que la mejor manera de sentir y lidiar con el miedo es acercándose a él. Creo que uno tiene que habitar su miedo y cuando digo que el miedo se amplifica con la distancia es porque es así. Le tenemos más miedo a las cosas que están lejos y el problema es que tratamos de ignorar esas cosas y no las entendemos. E ignorar algo no hace que desaparezca. Hay que abrazar ese miedo y así saber francamente que uno le tiene miedo a las cosas adecuadas. Porque creo que muchas veces la gente le tiene mucho susto a cosas que no son una amenaza real e ignora las que sí lo son. Tenemos que tenerles miedo a las cosas adecuadas para poder tomar las acciones correspondientes.

-Desde el surgimiento de la Primavera Árabe se ha hablado mucho de la valentía de las mujeres en las protestas, de su rol en los movimientos sociales que han llevado a cambios. ¿Qué ha visto usted?

-Las mujeres son a la vez las heroínas y las víctimas de la Primavera Árabe. Y creo que es muy chocante que la gente tenga una percepción de esas mujeres solo como de seres vulnerables. Por cierto, son víctimas en Siria, son de manera general las personas que más sufren. Son las que tratan de conseguirles leche a sus guaguas. Tienen un rol que jugar porque están tratando de mantener unida la sociedad en que viven. Pero esto es lo que veo: las mujeres en el mundo árabe son nuestra mejor esperanza de evitar que se desmorone todo. Las he visto en la primera línea, como organizadoras de las revueltas, como voces desafiantes de la oposición, y también las he visto al otro lado de la cadena como receptoras del caos y la brutalidad.

Lara Setrakian destaca figuras como la de Razan Zaitouneh, quien estuvo entre los líderes que fundaron los llamados Comités Locales de Coordinación (LCC) de la revuelta y el Center for Documentation of Violations in Syria (Centro de Documentación de las Violaciones), que registra las violaciones a los derechos humanos cometidas desde el inicio de la guerra. Y enfatiza también el rol de mujeres anónimas que intentan sobrevivir.

-En Siria hay mujeres que hacen clases en sus casas porque ya no hay colegios. Hay mujeres que protegen como pueden a sus hijos de la línea de fuego. Si vas a algunos de los numerosos campos de refugiados ves a muchas mujeres y niños sin hombres que las protejan. Están en una situación de mucha vulnerabilidad en esos campamentos. Escuché hablar de casos en que jóvenes mujeres eran casadas por desesperación, porque las familias querían darles una vida fuera del campamento. Y también ves cómo las mujeres cosen y crean productos para venderlos y encontrar una manera de sustentarse la vida. Uno escucha y ve toda esa cosa tan femenina de buscar maneras de lidiar con la realidad y subsistir como se pueda. He sido testigo de eso en Yemen también. A ratos Yemen entra a etapas de mucha desesperación; Siria está ahora en un momento de extrema desesperación. Y es ahí cuando ves esos puntos de luz cruciales que, desde mi experiencia, tienden a venir de mujeres.

El éxito de Syria Deeply en generar mayor conocimiento sobre la realidad siria -el sitio ha sido aplaudido por sus mapas interactivos, por subir informes noticiosos a Soundcloud y organizar reuniones en Google Hangouts para que expertos comparen sus notas- ha motivado a Lara y sus socios a trabajar en nuevos proyectos de ese tipo.

-Mi convicción personal es que debiéramos hacer esto para zonas de conflictos y lugares en transición. Por eso estamos trabajando en proyectos como Myanmar Deeply o Congo Deeply y además en un Artic Deeply, porque el tema del Ártico, de los océanos, también requiere atención. Egipto y Libia son otros países que es importante que la gente entienda de manera más holística. Solo les prestamos atención cuando hay una catástrofe o una gran explosión y eso es malo. Su propio sistema no se hace responsable de nada, porque nadie mira lo que pasa allá en un día cualquiera. Esos países son como greda húmeda que estamos convirtiendo en un nuevo sistema y eso requiere compromiso.

-En su concepción del periodismo, que consiste en darle un valor agregado a la noticia, ¿sigue habiendo espacio para la objetividad?

-Al ciento por ciento. Creo en la objetividad, creo en que tengo que ser neutral sea cual sea el resultado. Uno solo tiene que reportear lo que ve. El valor agregado está en la compasión. Es condoliéndose con lo que pasa en esos países, juntando diferentes tipos de información, construyendo noticias de maneras que las hacen más fáciles de entender que se genera el valor agregado. Hay muchas maneras de lograr que sea más fácil digerir la información y eso es lo que queremos hacer.

 

Fuente: EL MERCURIO, REVISTA YA, 26 de noviembre de 2013

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